Se trata de una imagen realizada por D. Manuel Domínguez en 1972, y posteriormente restaurada por D. Augusto Morilla por el año 1982. Es una talla completa, de tamaño natural (1.75 m.), realizada en madera de cedro policromada de pie, hiperrealista, maniatado, y con un atrevido y expresivo escorzo en el amplio movimiento de cuello ligeramente orientado hacia su lado derecho.
Podríamos resaltar, además de la expresividad de sus manos, en su rostro, el vivo reflejo de soledad e incomprensión humana, al aparecer maniatado y en solitario, sobre todo cuando observamos su mirada serena, aunque a su vez aguda y penetrante. Su pelo y sus fruncidas cejas, morenas. La tez de su piel, oscura. Sus ojos, castaños.
Sus vestiduras constan de alba blanca bajo túnica de color burdeos, concretamente rojo borgoña, con cíngulo con terminación en borlas en hilos de oro, con pasador de las mismas características, y potencias en metal bañado también en oro. Durante la celebración de sus cultos, dicho hábito cambia en lo que al color de su túnica respecta, vistiendo de color blanco.